A todos nos suena esa palabra que según el ámbito en que la apliquemos nos puede resultar sinónimo de alegría y enajenación mental transitoria o bien, como es mi caso, de sudor, lágrimas, dolor y FALTA DE AIRE POR TODOS LOS LADOS¡¡.....
Sí efectivamente he empezado a correr.
Llevaba tiempo pensándolo y por fin me decidí, para ello en lo único en lo que invertí fue en unas zapatillas decentes mis NIKE LUNARGLIDE 3. (Que por cierto las conseguí a 59 euros)
Todo era perfecto las tenia guardadas como un tesoro, iba cada cierto tiempo a verlas, me las probaba y reprobaba, me encantaba ese olor a nuevo de mis primeras zapatillas de running.
Y por fín llegó el gran día me levanto decidida y preparo cuidadosamente y con mimo, lo que para mi sigue siendo a día de hoy un ritual, la ropa y las zapatillas debidamente ajustadas, porque todo importa.
Voy confiada y por terreno blando para evitar después de pasarme horas y horas leyendo blogs cargarme demasiado cualquier parte de mi cuerpo, comienzo suavemente algo que todo el mundo podría soportar y me encuentro genial.
A los 30 segundos ni miro el reloj, a los 60 lo miro de resfilón, a los 90 lo miro más a menudo y cuando llevo 1 minuto y 45 segundos mis segundos se transforman en minutos y maldigo el running, las zapatillas, e incluso a la gente que lo practica pero ¿por qué a la gente le gusta sufrir?.
Y así fueron mis comienzos en este adictivo mundo que para mí ya es más que un deporte. Al día siguiente busqué un plan de iniciación, el cual continúo y os recomiendo:
http://www.soymaratonista.com/28/plan.
Espero que os halla gustado mi primera entrada y que por supuesto me contéis las vuestras.
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